No hagas eso. Pobre sirvienta.Al día siguiente comenté la lástima de la sirvienta extra, que hasta el autor había olvidado. Ahora he poseído a esa pobre doncella, María Mayer. Debido a la convergencia de su presencia a 0, incluso adquirió el título de fantasma.Aun así, pensé que podía hacer mi trabajo con sinceridad, pero empezaron a aparecer personas interesadas en ella.¡Incluso los futuros príncipes y grandes duques!—No pude sentir tu presencia, ¡¿Quién diablos eres tú?!, ¡¿Cuál es tu verdadera identidad?!Primero me enfrente al príncipe heredero Elías, quien desconfió de mí al mismo tiempo en el que mostraba un gran interés, pues quería saber quién era realmente yo.—A ti no te recuerdoDespués del príncipe, fue el Gran Duque Dietrich quien se me acercó levantando las comisuras de sus labios en una gran sonrisa.—¡Yo…! … ¡YO SÓLO SOY UNA SIRVIENTA ORDINARIA!